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Entender la docencia en la cultura digital


  1. Lo “actual” de la sociedad


Los cambios sociales influyen en lo educativo, dejan huellas y trazos en la profesión docente a modo de vestigios que permiten interpretar sus vicisitudes.

Lo “actual” de la sociedad nos remite a una sociedad poderosamente digitalizada, a la globalización, la liquidez, la inestabilidad y podríamos continuar desglosando el calificativo “actual” para dar cuenta del mundo en el que vivimos y en el que ejercemos la docencia.


La información que recibimos en exceso, la seguimos recibiendo información en andenes de trenes y subterráneos, en el interior de bancos, comercios, etcétera. Todo esto nos compele, en tanto personas que habitamos esta época, a generar nuevas habilidades para estar altamente calificadas y así discernir entre la información que necesitamos para operar, trabajar, comunicarnos, educarnos y para participar como ciudadanos.

Quizás una de las premisas fundamentales al hablar de globalización tenga que ver con que los hechos y acontecimientos (económicos, medioambientales, políticos, culturales, etc.) de un lugar del planeta pueden tener repercusiones inmediatas o mediatas en otros lugares, pues las TIC permiten la difusión instantánea de la información sobre sucesos de lugares muy lejanos a los nuestros de residencia.

El fenómeno inmigratorio dio lugar a la diversidad explícita en nuestro propio entorno. Las aulas “de Babel” (Casablancas, 2008) son uno de los ejes a estudiar y analizar para poder situar la educación en la actualidad.

Otro de los posicionamientos que constituyó un antes y un después en los modos de nombrar y concebir el cambio social fue el de la postmodernidad.

La lógica de la modernidad incide en lo educativo hasta nuestros días, es decir, se sigue requiriendo a la escuela actual que funcione bajo algunos de sus parámetros. La misión histórica de la escuela se encarnaba con mandatos tales como:


  1. Difusión de saberes socialmente válidos para operar en una sociedad específica (moderna).


  1. Relación asimétrica entre docentes y estudiantes. Los primeros como poseedores del conocimiento a transmitir y los segundos receptores de estos.


  1. Normalización de los individuos. Búsqueda de la norma común como objetivo a cumplir.


  1. Transmisión de un saber único que garantice un pensamiento común a los individuos.


En la medida en que se desarticule este discurso de unidad en la multiplicidad de nuestras aulas y modos de ejercer la docencia, se abrirá un espacio de reflexión sobre lo real que permitirá construir nuevos paradigmas de interpretación que ayuden a entender y mejorar la educación de hoy. Posiblemente, las narrativas venideras en el tratamiento de la formación y desarrollo profesional docente tendrán otras aristas más vinculadas a este contexto,

ambiguo y cambiante (enseñar en y para el cambio) y cargado de avances tecnológico-digitales (donde hay que entender y problematizar usos de tecnologías).


Contamos con una herramienta como la computadora conectada a Internet, que entra al aula a través de la cultura digital, con innumerables recursos para ser aprovechados en valiosas prácticas de clase y con costos bajos en cuanto la inversión en tecnología e imaginación didáctica inagotable.


El desafío es entender la educación desde estos parámetros, vislumbrar las problemáticas que emergen en el aquí y ahora histórico, económico, antropológico, filosófico y cultural; detallar qué se necesita saber para poder operar en este mundo digital, cambiante y contradictorio. De eso se trata la formación de los jóvenes “actuales”: aprender a operar con estas herramientas que tienen a disposición, formarse con ellas, construir conocimiento y ser capaces de darles sentido crítico y creativo.


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